Pedro D’Onofrio empieza a vender
sus helados en Perú, marcando
una tradición con su carretilla
y corneta.

Pedro D’Onofrio empezó a crear sus
propios diseños de carretillas.

Pedro D’Onofrio instala en Jirón
Cotabambas la primera fábrica de
chocolates con equipo industrial
adquirido en Europa.

Por esos años, y envuelto en
papel manteca, aparece el
chocolate Sublime.

Lanzamiento de bombones.

Se introdujo al mercado el
Sandwich D’Onofrio.

Desde Milán, Italia, se trae la
auténtica receta para crear el Panetón D’Onofrio.
Con una masa madre refrescada y reposada
que da origen al delicioso sabor que todos conocemos.

En las calles se comienzan a ver
los carritos donde se venden los dulces
y chocolates D’Onofrio.

Nuevamente, D’Onofrio vuelve
a marcar historia al lanzar el primer
chocolate blanco en el Perú.

El Panetón D’Onofrio empieza
a incorporar elementos peruanos
a su empaque, teniendo la catedral
de Lima como nuevo ícono.

Los carritos se hacen más livianos
y diferentes, se mandan a hacer con
un molde especial a un proveedor nacional,
y conservan la temperatura de los
helados con hielo y sal.

La peruanidad se termina de consolidar
en Panetón D’Onofrio, siendo el retablo
ayacuchano su principal inspiración.

Helados D’Onofrio renueva Alaska.
La marca refrescante hecha con fruta.

Inspirada en los jóvenes,
helados D’Onofrio lanza su única
paleta con centro líquido,
bajo la marca Sin Parar.

Helados D’Onofrio desarrolla
una nueva tecnología para hacer
helados “STRATA” que permite colocar
capas crocantes de chocolate entre
cada crema, lanzando la línea
Frío Rico Capas Crocantes.

D’Onofrio inspirado en los
ingredientes de origen peruano,
lanza sus nuevos sabores
Cacao de Ayacucho y
Maracuyá de Yaután.

Los 124 años de experiencia
chocolatera de D’Onofrio se
traducen en un chocolate Premium
elaborado con cacao 100% peruano.
Su nombre: D’Onofrio Reserva.

A la fecha son seis mil heladeros,
quienes cargan en sus triciclos entre
300-400 helados día tras día, llevando
felicidad a cada uno de los peruanos.